Naturaleza alentejana. (May/19)

Para quien no lo conozca, el Alentejo portugués es una de las regiones más grandes del país luso, y al tiempo una de las menos pobladas. A excepción de su franja litoral, de la que no me ocuparé hoy aquí, se trata de un territorio de suaves relieves ocupados en su mayoría por grandes superficies de montados (dehesas) de encina y alcornoque, salpicados de cuando en cuando por pequeñas sierras.

Es una tierra peculiar, a la que me cuesta mucho describir bien con palabras. Alentejo es montado, es encina y es alcornoque. Es corcho y bellota. Es calor y es color: azul del cielo, blanco de sus pueblos, verde de sus prados. Es olivo y aceite. Es vid y es vino. Es cereal y es pan. Es sequía, pero también es lluvia y niebla. Es horizonte. Es pausa...

Entre 2015 y 2017 tuve la oportunidad de vivir y trabajar allí, y aún hoy sigo ligado vital y profesionalmente a esta tierra. Estas son algunas de las imágenes que me llevé de allí durante mi estancia.