Valles Occidentales & Aizkorri-Aratz. (Ago/18)
El título de este post hace referencia a dos espacios naturales que poco tienen que ver entre sí, salvo encontrarse ambos en el norte peninsular. Sin embargo, me permito el lujo de mencionarlos juntos ya que recientemente he tenido la oportunidad de visitar ambos durante el mismo viaje. Un viaje como otros tantos, en el que la fotografía no era la excusa ni la actividad principal, pero cuando uno visita sitios así lo menos que puede hacer es echarse unos kilos más a la espalda y cargar con el equipo para aprovechar los momentos que pueda y sacar la cámara a pasear.
El Parque Natural de los Valles Occidentales se encuentra en el Pirineo occidental aragonés y es un espacio protegido relativamente nuevo, creado a finales de la anterior década. Es aquí donde la alta montaña pirenaica va perdiento altura progresivamente hasta llegar al límite con la comunidad Navarra, donde las grandes cimas casi han desaparecido para dejar paso a espesos hayedos y elevaciones más moderadas. Aún así, en el parque encontramos muchas elevaciones por encima de los 2000 msnm, coronadas por el Bisaurín (2670), lo que lo hace un atractivo indiscutible para los amantes de la montaña y el senderismo, y ofrece preciosos paisajes de origen glaciar, con su correspondientes flora y fauna.
Son estos valles y montañas a los que dedicamos más tiempo durante nuestro viaje.
Situado al sur del País Vasco, entre las provincias de Álava y Guipúzcoa, se encuentra el Parque Natural de Aizkorri-Aratz. Uno de esos corredores ecológicos fundamentales que une la cordillera pirenaica con la cantábrica. En esta primera toma de contacto comprobamos que se trata de uno de esos lugares siempre verde, de espesos bosques de robles y hayas y prominentes roquedos calcáreos. Apenas dimos algunos paseos en la parte alavesa, suficiente para comprobar que el lugar puede no tener el nombre, pero sí la magia de otros bosques más reconocidos.
Como decía, no ha sido este un viaje fotográfico, por lo que las oportunidades y el tiempo dedicado a la cámara fue limitado, pero a pesar de todo algo he podido hacer. Gracias obviamente a la paciencia infinita de quien me acompaña siempre y espera sin desesperar mientras echo cuerpo a tierra para fotografiar una marmota, me paro en un torrente a buscar tritones pirenaicos, o monto y desmonto trípode y filtros una y otra vez con más frustración que resultado. Gracias siempre. Estas son para ti.